"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
Herido en su amor propio después de tantas críticas vacías y tantos estúpidos punteros laser, Cristiano ha protagonizado dos duelos soberbios contra el Barça. Cuando de él se argumenta que sufre ansiedad, ¿no será la ansiedad su estado natural? ¿No será el hábitat que necesita para jugar instalado en el frenesí? Cristiano está hecho un jabato: hambriento, agresivo, rocoso, punzante. Su movimiento en el primer gol madridista es prodigioso, pero su desempeño general incluso fue superior.
Aunque ese gol llegó por su banda natural, Cristiano parece desempeñarse mejor por la zona central del ataque, allí donde se reúne con el bailarín de claqué, ese funambulista llamado Benzema, un prodigio de movilidad y gestos técnicos, nuevamente rompedor de cinturas ajenas, sin duda alguna el 9 más en forma de Europa, un 9 y medio más que un delantero centro puro: intuitivo como pocos, grácil en los movimientos, astuto en las decisiones. Benzema es una joya.
– Foto: Helios de la Rubia (Real Madrid)
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