"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
Iniesta interpreta y junta al equipo; Cesc se desmelena, llevado por su energía británica, y consigue separar una estructura que parecía inquebrantable. Este es el precio a pagar por la herencia. Estamos en del primer tiempo del proceso de sucesión desde Xavi hasta Cesc. Será un proceso largo, largo, pero también inexorable. Cesc jamás será el clon de Xavi: es imposible. Será otro 4 diferente. Con Fàbregas, el Barça jugará igual pero distinto. Zubizarreta lo explica de maravilla en Senda de Campeones: “Será un proceso evolutivo y hemos de esforzarnos en prever esta evolución (…) Quizás el Xavi del futuro será un perfil que no imaginamos”. Cuando habló así, en 2010, Cesc Fàbregas era jugador intocable del Arsenal y su llegada al Barça estaba muy lejana.
El proceso Xavi-Cesc será largo y complejo. Un tránsito desde la ortodoxia horizontal a la heterodoxia vertical (en términos de Idioma Barça). De momento, el proceso es turbulento, pues Fàbregas no encuentra los matices finos: ni en fase defensiva, ni en el ritmo de la construcción. Podríamos decir que conoce el idioma perfectamente, pero le falla la pronunciación de muchas palabras. A cambio, es poderoso, veloz y generoso. Capaz de arrastrar por completo a un lateral táctico como Arbeloa fuera de su zona para que Pedro reciba con placidez un pase de gol. Capaz de golear y percutir. Pero todavía demasiado frenético en su juego, aún demasiado separador del equipo.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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