Cada verano, todos los grandes clubes de Europa que no llegan a ser gigantes ven peligrar la continuidad de sus jugadores más destacados. Cuando ello se produce, tanto aficionados como, en muchos casos, las propias entidades sienten pavor porque dicha marcha se confirme, lo que en ocasiones les lleva a hacer lo imposible por retener al futbolista, en algunos casos incluso en contra de su voluntad.
Sin embargo, a excepción de aquellas veces en las que se ha de vender a un precio inferior al de mercado porque el contrato del futbolista está cerca de finalizar o porque su cláusula de rescisión es especialmente baja, un traspaso no tiene por qué ser perjudicial, sino todo lo contrario. De hecho, una venta de un jugador de primer nivel para un equipo que no sea un gigante (estos ya tienen a muchos de los mejores del mundo en sus filas, por lo que una pérdida sí puede ser irremplazable) a precio de mercado solo puede ser negativa si no se invierte toda la cantidad percibida en otros jugadores o si no se acierta al efectuar dicha inversión.
Incluso sin destinar todo el importe recibido a nuevos fichajes se puede seguir al mismo nivel si se gasta bien. El mejor ejemplo de ello es el Valencia, que ha conseguido mantenerse en el podio futbolístico español a pesar de ir vendiendo sucesivamente a sus mejores hombres. No obstante, seguramente habría crecido de invertir todas las cantidades percibidas.
Esa es la auténtica causa de que la venta de estrellas tenga repercusiones a nivel futbolístico: que el dinero se destina a la sostenibilidad económica y no a reinvertir para mantener, o mejorar, el nivel en lo deportivo.
El caso contrario más exitoso seguramente sea el del Inter del triplete. El verano en el que se gestó dicho conjunto, Ibrahimovic, indiscutible estrella del equipo, fue traspasado a cambio de Samuel Eto’o y una cantidad superior a los 40 millones de euros, que fueron destinados a sufragar las contrataciones de jugadores como Milito, Motta, Sneijder o Lucio. Al margen de los títulos conseguidos, desde el inicio de la temporada se podía comprobar que la venta del crack sueco había redundado en la confección de una plantilla muy superior.
También existe la opción de destinar íntegramente la cantidad percibida al fichaje de un sustituto del mismo nivel. Que le pregunten a cualquier atlético si, teniendo a Falcao, echa de menos a Agüero. No obstante, esta opción suele ser más complicada por la dificultad de encontrar al relevo idóneo.
De este modo, pensemos en la primera opción: ¿qué podría hacer el Tottenham con los entre 30 y 45 millones que percibiría por Modric? Los Spurs llevan años necesitando un portero y un delantero, al margen de la eventual necesidad de un sucesor de Luka. Veamos ejemplos de jugadores que podrían haber fichado: Diego López (traspasado al Sevilla por 3 millones €), Olivier Giroud (vendido al Arsenal por 12 millones €), Adrián (con una cláusula de rescisión de 18 millones €), Borja Valero (adquirido por la Fiorentina por 7 millones €)… No me parece descabellado concluir que, sin invertir siquiera la totalidad del dinero que podría percibir el club londinense, podría formar una plantilla mejor.
Tres cuartos de lo mismo se podría aplicar a otros clubes, como por ejemplo el Athletic. Con los entre 25 y 40 millones de euros que ingresaría por Javi Martínez, podría permitirse económicamente fichar a varios de los siguientes jugadores: Azpilicueta, Íñigo Martínez, Monreal, Beñat, Xabi Prieto, Raúl García, Arteta, Illaramendi, Aguirretxe, Griezmann… Sí, la salida de Javi Martínez sería una gran pérdida, pero creo que de la anterior relación de jugadores se infiere que también con su traspaso se podría mejorar.
Así pues, y a la espera de que éstas y otras operaciones se confirmen o se dejen de confirmar, si se produce el temido bajón de nivel a causa de las ventas será seguramente por no haber reinvertido (o por haber reinvertido mal) las cantidades percibidas.
* Rafael León Alemany. En Twitter @_rafaleon_
– Fotos: EFE – Darko Bandic (AP)
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