¿Puede Usain Bolt saltar más allá de los 9 metros en longitud? Mi respuesta es no. Añado más: dudo que saltase ni siquiera 8,30 m. A día de hoy no existe ni la más mínima referencia de algún salto realizado por Bolt durante su adolescencia. Ni la menor referencia, lo que es bastante sorprendente en un velocista que pretenda dedicarse, aunque sea de forma muy esporádica, al salto de longitud. Mi respuesta, sin embargo, no se basa en esta ausencia de referencias juveniles, sino especialmente en la sensación visual de que, biomecánicamente, a Bolt le resultaría muy complejo completar con éxito un salto largo. El plusmarquista mundial de la especialidad, Mike Powell, ha declarado que Bolt podría saltar esos 9 metros… si se entrenara a sus órdenes, detalle crematístico que no se puede pasar por alto.
He interrogado al respecto a Juan Carlos Álvarez, uno de los mejores entrenadores españoles de saltos de todos los tiempos, y se ha mostrado altamente escéptico al respecto. Álvarez hace referencia a la ausencia de datos juveniles en el historial de Bolt. No hace falta retrotraerse a Carl Lewis, pues el “hijo del viento” era, en realidad, un saltador de longitud desde infantil que acabó triunfando también en la velocidad. En la historia ha habido casos similares al de Lewis, capaz de compatibilizar perfectamente ambas especialidades: el más legendario, Jesse Owens. El más próximo, el italiano Andrew Howe, quien por cierto acaba de abandonar el salto de longitud para dedicarse a los 200 metros. O el gran Dwight Philips, velocista esporádico.
Pero quizás podríamos encontrar dos casos muy opuestos entre sí. El de dos velocistas que corrieron el hectómetro prácticamente en el mismo crono y, sin embargo, obtuvieron registros muy distintos en salto de longitud: Leroy Burrell y Linford Christie, sprinters coetáneos. El estadounidense Burrell fue subcampeón mundial en la célebre final del Mundial de Tokio’91 y acabó su trayectoria con un mejor crono de 9”85. El británico Christie consiguió 9”87 y logró ser campeón olímpico en Barcelona’92 y mundial en Stuttgart’93. Sin embargo, Leroy Burrell se retiró habiendo conseguido 8,37 m en salto de longitud y Linford Christie jamás saltó más de 6,90 m. Burrell alcanzó dicho registro compitiendo sólo seis veces en toda su trayectoria atlética, la mayoría de ellas antes de alcanzar la élite de la velocidad. A los 19 años saltó 8,15 m. y su mejor marca personal (8,37 m) la obtuvo con 22 años. La biomecánica de sus movimientos era menos fluida que la de Lewis, pero se adaptó relativamente bien a la especialidad de salto. Por el contrario, Christie, una bola de músculo como Burrell, no poseía la elasticidad mínima ni la capacidad técnica para superar ni siquiera los 7 metros, por lo que incluso rechazó suculentas ofertas económicas para intentar mejorar el récord británico de la especialidad (en ese momento, Lynn Davies, 8,23 m desde 1968).
Al no existir precedentes en el historial de Bolt, ni estudios científicos al respecto, mi opinión es puramente intuitiva y coincide ampliamente con la de Juan Carlos Álvarez, aunque él prefiere ser más prudente que yo. Mi impresión visual es que Usain Bolt estaría en la línea “torpe” de Linford Christie mucho más que en la fluida de Carl Lewis o la explosiva de Leroy Burrell. Pienso que no “sabría” batir, salvo que se acercase a la tabla a una velocidad muy reducida, con lo que su gran virtud se perdería. El salto de longitud es una especialidad que exige automatismos muy precisos en una suma de movimientos continuos y explosivos muy complejos. De hecho, los mejores saltadores sufren grandes problemas cuando mejoran su velocidad, pues aunque consiguen una mayor velocidad de entrada a la tabla e incluso mayor rapidez gestual, pero en la mayoría de casos no puede controlar ese incremento y acaban saltando menos. Mi impresión, en fin, es que Bolt sería absolutamente incapaz de amaestrar su gran velocidad y le veo inhabilitado para producir una batida explosiva más allá de los 8,30-8,50 m. sin haber experimentado de joven lo que significa el salto de longitud. Es posible que los hechos desmientan por completo mi impresión. Esperaremos atentos.
Mientras tanto, el Mundial de Daegu’11 nos deparará sin duda una gran final de longitud y, en este sentido, más allá del excelente australiano Michell Watt (8,54), el gran Irving Saladino (8,40) o los británicos Tomlinson (8,35) y Rutherford (8,27), la gran esperanza de futuro reside en el zimbabués Ngonidzashe Makusha (24 años), autor de un par de marcas de auténtico lujo esta temporada: 8,40 en longitud y 9″89 en los 100 metros. Cuarto en longitud en los JJOO de Pekín’08, Makusha es la mayor promesa de la especialidad y el más indicado para intentar emular a Carl Lewis en cuanto a versatilidad.
PD.1.- La primera pregunta recibida en twitter es si Bolt sería capaz de correr los 400 metros en un crono cercano a los 42″. Mi respuesta es que sí. Le pregunté lo mismo a un gran entrenador español y respondió igual, pero con un matiz importante: “Sí, podría hacerlo, pero para correr en 42″ debería entrenarse tanto que dudo que vaya por ahí”. En resumen, sí pero… Sí por potencial y capacidades. Pero muy difícil porque debería entrar en una nueva dimensión: la del entrenamiento del cuatrocentista, un mundo de sufrimiento inaudito.
PD.2.- Carl Lewis acaba de declarar (24 de agosto) que tampoco él cree posible que Bolt se reconvierta en saltador de longitud mínimamente competitivo.
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