No sabemos cómo será el Barça de Tito. De hecho, ni siquiera ha sido bautizado aunque habrá tiempo para ello: el Pep Team solo se llamó Pep Team cuando ya habían transcurridos algunos meses de su arranque. No sabemos cómo será el nuevo viejo Barça aunque todo apunta a que desprenderá el mismo aroma, si bien no lo certificaremos con seguridad antes de que medie Agosto, pues entre internacionales de vacaciones, jovencitos olímpicos y lesionados en operación retorno el equipo no adquirirá su cuajo habitual hasta la Supercopa como mínimo, si es que no le sucede como el año pasado y llega a este primer compromiso con casi todo por hacer. Pero aunque tarde en ponerse en marcha la maquinaria, la presencia de todas las piezas esenciales (del portero al goleador repiten todos los jugadores vertebrales) garantiza que el aroma continuará. ¿Y el juego? ¿Cómo será el juego? Desde luego no es hoy un buen barómetro para empezar a medirlo y habrá que esperar otros momentos más avanzados, ya con el equipo al completo.
¿Cómo será el juego del equipo de Tito? ¿Diferirá mucho del de Pep? Existe el convencimiento de que será un equipo más vertical, del mismo modo que parece haberse enterrado la defensa de 3. No sé por qué razón se dan por supuestas ambas afirmaciones. Tito, desde luego, no las ha anunciado y refiriéndose a esquemas tácticos se limitó a decir que empleará todos aquellos que le resulten útiles, lo que no es el equivalente a un certificado de defunción de la defensa de tres. En fin, ya lo veremos. Más relevante me parece el concepto de verticalidad porque el Barça de Pep no se distinguió por esta característica precisamente. Fue un equipo que interpretó de un modo muy ortodoxo la manera de jugar que su entrenador planteaba, exigiendo que el avance fuese siempre colectivo hasta plantarse en el balcón del área rival, donde se pasaba a mover en horizontal para desordenar la defensa contraria. Por ese ideario guardioliano se prodigaron poco los contragolpes (salvo cuando Messi tomaba el mando de la operación) y con escasez la verticalidad. Hubo episodios verticales la pasada temporada, propiciados por el afán velocista de algunos jugadores concretos (Cesc, Alves, Alexis, Messi) y las adversidades que padecía Xavi y no siempre fueron episodios brillantes, por cierto. ¿Qué hará Tito al respecto? ¿Estimulará esa verticalidad aunque redunde en una menor incidencia de Xavi? ¿O conseguirá cuadrar el círculo de avanzar en conjunto y sin riesgos pero hacerlo de manera vertical? Desde luego, no es una misión imposible aunque sí difícil de lograr.
El Barça ha sido hasta ahora el gran intérprete del juego de posición entendido desde su sentido más horizontal y su versión más agrupada y ofensiva. Pero hay otras maneras de interpretar la partitura y pudiera darse que el equipo supiera dar otro paso adelante y consiguiera hacer sonar la misma sinfonía en un sentido más vertical sin incrementar los riesgos. No lo veo fácil y sencillo, ni puede pretenderse que lo consiga en dos entrenamientos. Hará falta mucho trabajo e intérpretes muy afinados para conseguir dicho carácter vertical sin perder los atributos característicos.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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