Siendo estrellas cada vez a edades más tempranas y con responsabilidad de adultos, los jóvenes jugadores de fútbol se enfrentan a un proceso de profesionalización precoz y pierden gran parte de las experiencias importantes de la infancia y la adolescencia. El mantenimiento rutinario de viajes, concentración y entrenamientos hace que los niños no desarrollen otras habilidades clave para el resto de la vida, centrándose solo en los detalles que se relacionan con su deporte.
Algunas áreas específicas de estudio en la Educación Física abogan por una variedad de experiencias múltiples, que puede ser crucial para el resto de la vida de estos jóvenes. Y eso incluye el hecho de que se conviertan en jugadores profesionales o no.
Según Israel Teoldo Costa, doctor en ciencias del deporte de la Escuela de Deportes de la Universidad de Porto, cuanta más cultura general adquiere un joven, mejor. Él asegura que la experiencia en diferentes áreas es fundamental para aumentar la posibilidad de éxito como ser humano, para carreras profesionales en la ejecución de los fundamentos inherentes al deporte o para la vida en general.
«Actualmente tenemos algunos estudios en Europa. El proceso educativo está correctamente dirigido también a la actuación en el terreno de juego. El atleta que experimenta la lectura y la educación tiene más facilidad para procesar informaciones. En la práctica y en los juegos esto se hace visible. Y fuera del campo también es clave. Solo un pequeño porcentaje de la cantera llega al primer equipo. Con buenas experiencias, si estos chicos no son profesionales del futbol, tendrán la oportunidad y la preparación para seguir otros caminos en la vida «, explicó Costa (en entrevista realizada en 2010).
Además de la responsabilidad social de la inversión en la educación, la iniciativa de dar oportunidades de experiencias múltiples a los jóvenes puede ser fundamental para un rendimiento positivo en el campo. Este proceso lo explica Juan Pablo Grecco, post-doctorado en pedagogía deportiva y profesor de educación física en la Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG). Según él, las diferentes inteligencias pueden convivir y ayudar a que el jugador comprenda más fácilmente los procesos de ejecución de un partido de fútbol.
«Ningún niño es un atleta y esto es un principio importante que se presenta. Si hay falta de respeto del orden natural de las cosas, eso puede ser perjudicial. Cuando hablamos de fútbol, que es perverso en este sentido, las cosas más profesionales ocurren muy rápidamente. Hasta que llegue el momento de mejorar los aspectos, el niño tiene que aprender a hacer un poco de todo, sobre todo leyendo y estudiando. La inteligencia motriz está conectada a todos las demás inteligencias. Hay una teoría actual de las inteligencias múltiples. Si el niño tiene una buena lectura, aprende otro idioma, todo lo que contribuya a nuevas conexiones neuronales puede ayudar y ser muy importante. Él puede representar mejor el movimiento que ha pasado y cuenta con una gran variedad. Simplemente jugar fútbol no es lo más importante. Ellos necesitan aprender matemáticas, lenguaje, geografía y todas las cosas. Esto es fundamental para el desarrollo intelectual. Toda la cultura puede contribuir de alguna manera. La coordinación es la base de la inteligencia «, dijo Grecco.
Una buena manera de crear nuevas herramientas para el desarrollo de los jóvenes es ofrecer la oportunidad de experimentar diferentes situaciones más allá de las vividas en la esfera de cancha. Las clases de idiomas, la recopilación de la buena conducta y el desempeño satisfactorio en la vida académica, películas, libros y un sinfín de manifestaciones culturales y sociales se convierten en puntos clave para ayudar a la formación de los jugadores más expertos y ciudadanos mejor preparados para los éxitos y fracasos.
Uno de los factores más preocupantes en Brasil es el super-valor dado al hecho de que un niño es competente en la práctica del fútbol. En las escuelas y asociaciones es común que estos chicos sean sobrevalorados, dejando de lado factores como la educación, las buenas relaciones con los compañeros y su capacidad para adaptarse a diferentes ambientes. Si se puede jugar bien… ¡todo es permitido! Esta es una situación comúnmente vista.
Así, mimado desde la fase de formación, es bastante probable que en la edad adulta actúe como si fuera dueño de la verdad en diferentes situaciones. Es un proceso común en la vida cotidiana de los equipos juveniles en Brasil (teniendo en cuenta que hay excepciones buenas y raras).
Lo más importante que hay que entender es que estos detalles van más allá del fútbol y muestran una característica de nuestra sociedad, de nuestra cultura y de la educación. Podemos y debemos trabajar con la cultura general en los primeros años de práctica, tratando de dejar claro a los niños que el futbolista no puede ser, y no representa, más que cualquier otra persona en la comunidad.
Este perfil descrito anteriormente refleja claramente el comportamiento del jugador en la edad adulta. Adaptado para sentirse por encima de todos, algunos futbolistas llevan este modelo para su carrera profesional y muchas veces protagonizan conflictos con los entrenadores, funcionarios, periodistas, colaboradores y patrocinadores. En los últimos años, es fácil ver el fenómeno de go-back de muchos jugadores brasileños, que se quedan períodos muy cortos en el fútbol europeo. Desde el punto de vista del negocio y el mercado, la tendencia es que el atractivo de los brasileños va a caer ante los principales equipos de las grandes ligas europeas, ya que no cumplen los contratos y no tienen perfil profesional. Es necesaria una profunda reformulación de modelos en las canteras de Brasil, que está claramente conectada a la evolución de educación y a los valores de la sociedad, y apenas al fútbol.
*Fernando Pacheco es Diretor de la compañía Penser Desenvolvimento Estratégico, ex-Periodista del Diário LANCE! y MBA en Human Resources Management.
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– Foto: Fernando Calzzani (Gazeta Press)
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