"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
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1.- El Barça seguirá obteniendo buenos resultados, cuajará actuaciones brillantes y es posible que conquiste algún título esta temporada, pero como equipo está completamente desafinado. Sería aventurado ir más lejos, así que detengámonos en este nivel. Posee y reúne tanto talento individual que cabe considerarlo capaz de todo aunque por momentos parezca haber tomado idéntica senda que en febrero de 2013, la senda previa a la tragedia de primavera.
2.- Este año no puede recurrirse a la condición física: los hombres del Tata Martino están frescos y han rotado con acierto, no como la pasada temporada, cuando la sobreexplotación volatilizó a los titulares. El asunto, por tanto, es más delicado que entonces. Se trata del juego. Al Barça ya solo se lo observa bajo el prisma individual: ¿qué tal éste? ¿Qué tal aquél? Es la señal de que ya solo escuchamos a los solistas y no oímos la sinfonía de la orquesta.
3.- La Real Sociedad no lo ha puesto fácil, es cierto, pero de eso trata el fútbol. No porque sea de San Sebastián ha de extender una alfombra roja. El plan de Jagoba Arrasate, un 5-3-2 con tres centrales, tenía una raíz estadística: las últimas cuatro visitas al Camp Nou se habían saldado con un 16-3 contundente mientras que los tres partidos disputados en Anoeta han visto dos triunfos donostiarras y un empate. Arrasate buscaba evitar otra goleada que convirtiera la vuelta en un partido intrascendente. Lo ha conseguido, de hecho, porque un 2-0 nunca es un pasaporte para una final aunque para lograrlo ha pagado el precio de mostrarse absolutamente irreconocible.
4.- La Real hizo más: exigió de Pinto dos intervenciones portentosas, la segunda con Vela derribado por Mascherano dentro del área, confirmando que el Barça tiene un concepto casi pornográfico del desnudo: no le cuesta nada quedarse a la intemperie. De nuevo en este apartado la mirada queda fija en los defensas, lo que a menudo es razonable vistas algunas actuaciones, como la de Mascherano, pero sin caer en la cuenta que el problema es de estructura de equipo: defiendes según como atacas.
5.- El Barça no viene atacando según un plan de juego nítido, sino por sentimiento y calidad. Ataca sin más orden que el recuerdo de cómo atacaba en otros tiempos. Juega a hacer jugadas, del mismo modo que ha pasado a ser un equipo de individualidades. Su despliegue contiene extrañas convivencias como las de los laterales y sus extremos, capaces de los movimientos más coordinados y, al mismo tiempo, también de entorpecerse unos con otros. Confusa sintonía la de los hombres exteriores., aunque la indefinición táctica siempre se ve compensada con la tenacidad, la rapidez y el talento innato.
6.- El flojo desempeño barcelonista ha tenido razones propias y razones ajenas. La Real ha sido un acordeón dentro de su área, cerrando con mucho acierto el tronco central del ataque barcelonista, que ha sido un enredo constante, y enviando al rival hacia fuera, donde se ha liado. En el mismo estadio donde los donostiarras encajaron notables goleadas recientes, esta vez se han protegido con bufanda doble y gorro finlandés, con lo que se han ahorrado bastante frío. Si bien han encajado un segundo gol en inenarrable decisión de Elustondo, que ha elegido el peor camino posible hasta batir a su propio equipo, han logrado escapar de la gran tormenta que por momentos amenazaba a Zubicarai. La Real está lejos de haber quedado eliminada.
7.- Las razones propias del Barça consisten en la concatenación de factores: los jugadores quieren siempre el balón al pie, dan a menudo un toque de más, hacen circular lentamente el balón e incurren en numerosas imprecisiones en cuanto pretenden moverlo más rápido o al primer toque. Lentitud e imprecisión técnica, dos defectos capitales para una manera de jugar que exige fluidez y acierto. La suma de estos factores ha evaporado el ecosistema futbolístico que Messi necesita para sobresalir.
8.- El entrenador Martino ha ordenado que Messi se adelantara diez metros con respecto de partidos anteriores, lo que era una exigencia mayúscula pero el cambio no ha derivado en un mejor rendimiento del jugador argentino, que por momentos da señales de sentirse extraviado. Falta saber si porque se ha extraviado él o porque siente que se ha quedado sin aquella orquesta que le permitía ser el auténtico Messi.
9.- En el bando positivo, la Real se va del Camp Nou con un resultado asumible para la vuelta y el Barça se queda con algunos detalles excelentes: el pase de Cesc para el desmarque de Alexis previo al segundo gol, la buena conexión (por rápida y precisa) de Busquets y Messi toda la noche o la electricidad que desprenden buena parte de los jugadores de ataque.
y 10.- De ser cierto todo lo anterior, el Barça tiene un problema de precisión y de contexto. El sumatorio que arroja la circulación lenta, las posiciones solapadas, el ataque desordenado, la discontinuidad en los ritmos y el sacrificio estéril de Busquets por abarcar todo el campo conforman un retrato de difícil armonía. Quienes actuaban de pegamento parecen sentirse impotentes para seguir amalgamando al conjunto, desbordados por la receta de la solución individual, y delante Messi parece mirar hacia todas partes preguntándose dónde ha quedado su equipo, qué ha sucedido con la orquesta. Quizás solo se trate de una mala noche y en adelante todo se arreglará. Quizás.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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